miércoles, 28 de diciembre de 2016

Salud vs vida campestre



         El hombre al ser creado se le dio libertad de poblar cualquier contexto terrenal. No obstante, su curiosidad, la ambición propia de muchos seres humanos y el deseo de progreso le ha motivado para cambiar todo cuanto le rodea. Convirtiendo algunos lugares en inhóspitos para la vida humana, siendo el campo, casi el único lugar apto para habitar con las condiciones apropiadas para la salud y así demorar las dolencias propias de cierta edad.

       En ese sentido, vivir rodeado por la naturaleza permite que la persona se relaje, que baje el nivel de estrés que le somete la cotidianidad de la ciudad. Respirar libre de contaminación, sentir la frescura que produce la lluvia al caer en el entorno. Percibir esa hermosa sensación de estar contigo mismo por la paz que te transmite el lugar. Olvidarte de las presiones que ocasionan actividades necesarias para el que vive en una urbe, como acudir al supermercado, estar pendiente de la vestimenta que usarás en tal o cual ocasión, pagar los servicios que te ofrece el progreso para hacer tu vida más agradable, que son necesarios, pero que no evitan incidir a largo plazo en las consecuencias físicas y psicológicas que acarrearía en algunas personas.

       La flora es un elemento que favorece a quienes habitan estos lugares, puesto que aparte de embellecer el entorno, con su gama de difuminados colores contribuyen a purificar el entorno.  La fauna de igual modo, con su variedad de especies que se reproducen en la zona es importante en la relajación espiritual, con su heterogeneidad melódica que suelen producir a ciertas horas del día.
      La proliferación de bosques favorece que ocurran frecuentes lluvias, higienizando el medio de posibles virosis y bacterias que pudieran generarse. Limpiar el entorno para que se respire un aire limpio y puro; con esto se evita que personas con algún padecimiento respiratorio puedan tener crisis causadas por la contaminación del medio. Los neumólogos sugieren que quienes tienen este padecimiento deben vivir en lugares frescos y sin contaminación.

        Por otro lado, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la exposición al ruido provoca alteraciones del sueño, aumenta la presión arterial y puede conducir enfermedades del corazón, considerándose un peligro para la salud pública,” precisó el procurador de Medio Ambiente. Sostiene que, si el ruido ocasionado en zonas urbanas supera los 60 decibelios, las personas tienen un 4 % más de probabilidades de morir que la gente que vive en zonas más tranquilas. Como la contaminación auditiva casi no existe en zonas rurales difícilmente padecerán de enfermedades auditivas propias de personas de la ciudad.

       La economía es otro elemento beneficioso para quienes han decidido radicarse en el campo, puesto que los productos que forman la canasta familiar se podrían adquirir a menor costo. Esto así, porque al no existir intermediarios el valor de los productos no se incrementan. Asimismo, la calidad de dichos productos se elevará, porque probablemente al ser pequeños productores no emplearán en la siembra pesticidas que deterioren no solo la calidad del producto, sino también la salud del consumidor.

      
Finalmente, aunque establecerse en la ciudad resulta placentero, alegre y hasta práctico porque se tiene todo lo necesario sin mucho esfuerzo. Nada compensa la tranquilidad, pureza que se percibe al vivir en una zona campestre. La salud física, emocional, así como la belleza que se percibe al contemplar el entorno, la paz que ofrece el lugar, permite que la persona se convierta en empresario de su salud y que abarate el costo de las inversiones en enfermedades provocadas por los daños del medio ambiente.

      



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