miércoles, 26 de marzo de 2014





  El progreso contaminado

Por Minerva González Germosén

El hombre desde nuestros ancestros ha sido depredador por naturaleza, en la medida que se adaptaba al medio modificaba su entorno. Mientras atravesaba  por diversas fases del conocimiento adquiría habilidades y destrezas que empleaba en actividades para embellecer los alrededores que habitaba. Así, con el paso del tiempo descubre que dichas acciones podían generarles beneficios económicos, por lo que se embarca en grandes proyectos. Para lo cual emplea como materia prima todo lo que le facilita la madre tierra, sin pensar en las consecuencias que podía producir en sus alrededores.  
Por otro lado, la ambición y la acumulación han sido características en las que se ha enfocado desde su origen, lo que en ocasiones nubla su capacidad de raciocinio impidiéndole descubrir otros horizontes, quizás más promisorios en los que  alcance iguales o mejores beneficios.
El hombre progresista  siempre ha considerado muy costosa la inversión para evitar los daños que ocasionan sus actividades al medio. Centrándose únicamente en inventar los medios que ofrezcan ventajas económicas y generen los menores gastos. Asimismo, Ignorando las voces de alerta de las personas que se dedican a cuidar el entorno. Estos conscientes del daño a los recursos naturales que poseemos, proponen soluciones que perjudique lo menos posible a la mayoría.
En fin, de continuar el hombre depredando su hábitat sin pensar en los efectos que genera su proceder. Movido exclusivamente por progreso desmedido, la ambición y el deseo de adquirir riquezas le heredaremos a nuestros descendientes un espacio físico desolado y extinto de la flora y la fauna que tenía hasta antes de que creciera en él  el interés por el desarrollo, aunque paguen un alto precio las futuras generaciones. La muerte del planeta a costa del enriquecimiento de una minoría que ha elegido un progreso desolador.


                                                 El éxito en las personas

Prof.Minerva González Germosén  

                                              

            

La  condición  política, social  o económica de la persona no es un impedimento  para soñar con  transitar el camino del éxito alguna vez. Para alcanzar dicho objetivo se debe   enfocar  en metas viables, organizar sus necesidades, priorizando aquellas que le puedan  ser útiles para los fines  y postergar las que sean  irrelevantes. Asimismo,  la actitud que muestre  es determinante, ya que  cuando se pretende superar retos, el  optimismo debe andar como su mejor aliado  para que fluya   la creatividad,  el ingenio y la motivación en la trayectoria hacia la meta.
Sin embargo, en ocasiones muchos se rinden cuando las circunstancias se tornan difíciles y no obtienen el resultado esperado.  Lo que hace necesario reiniciar el  plan y aprender de los intentos fallidos, puesto que quienes logran llegar a la cúspide se han revestido de perseverancia y optimismo, levantándose una y otra vez hasta conseguir el propósito por el que luchan. Como fue el ejemplo de Abraham Lincoln que el poder de voluntad que siempre tuvo le permitió superar las dificultades y esperar su momento de éxito, llegando a la presidencia de los Estados Unidos.
Finalmente, quienes deciden  llevar un estilo de vida exitoso tienen que  inventar estrategias,  incrementar el desarrollo de sus destrezas y habilidades para permanecer  siempre abrazando la cúspide. Porque como afirma Alejandro Sanz, el éxito está  compuesto  de un 90% de esfuerzo, un 5% de talento y un 5% de originalidad. Aunque, en ocasiones  la forma de vida que se lleve no impide que se alcance el éxito, ya  que personalidades como: Mozart, Moliere, Wagner y Lope de Vega entre otros,  llevaron  vidas desordenadas a vista de la sociedad del momento, y produjeron grandes obras.  Usualmente la perseverancia, el talento y la dedicación son factores determinantes para que se materialice  el éxito como  proyecto, que se debe asumir como un estilo de vida, según los especialistas, no como una oportunidad.